28 de septiembre de 2021
Control del aire comprimido en la industria alimentaria: Normativa ISO 8573-1
El aire comprimido es un recurso indispensable en la industria alimentaria. Tiene multitud de usos y aplicaciones, que van desde el funcionamiento de maquinaria de producción o envasado, pasando por sistemas de transporte e incluso puede llegar a formar parte de algunos alimentos. Este es el caso de los helados o determinados postres lácteos, que usan el aire comprimido casi como un ingrediente más, para darles textura, volumen y cremosidad.
Además de este contacto directo con el producto, en la industria alimentaria también se produce un contacto indirecto del aire comprimido con los alimentos. Por ejemplo, durante las operaciones de secado, transporte, o por el propio uso de material y equipos neumáticos en planta de producción.
Los compresores de aire presentes en la industria alimentaria se nutren de aire de la atmosfera, en la que puede haber elementos como polvo, humedad, gérmenes, polen o hidrocarburos. Estos elementos se pueden incorporar al aire, acumularse en los calderines y transferirse al sistema de distribución.
Para evitar cualquier tipo de contaminación, es imprescindible controlar exhaustivamente la calidad del aire comprimido en la industria alimentaria, y cumplir con normativas específicas que lo definen en función de las necesidades y las clases de usos.
Normativas específicas sobre la calidad del aire comprimido en la industria alimentaria
La calidad del aire comprimido se establece la normativa ISO 8573, concretamente en el documento ISO 8573-1:2010, en el que se especifica el nivel de contaminación admitido por cada tipo de contaminante en cada metro cúbico de aire comprimido.
La ISO 8573-1 clasifica los contaminantes principales en partículas sólidas, punto de rocío y aceite (en forma de aerosol y vapor). Los niveles máximos de cada contaminante se indican por separado en forma de tabla:
La ISO 8573-1 no establece ni recomienda la calidad necesaria en relación con las aplicaciones. Cada empresa, de acuerdo con el tipo de proceso y producto, debe decidir qué calidad de aire comprimido necesita, definirlo en su APPCC y tratarlo como un punto crítico en la producción.
Como se puede observar en la anterior tabla, la calidad microbiológica (UFC/m3) del aire comprimido en la Industria alimentaria no está normalizada, sin embargo, es un parámetro muy importante para la calidad de los alimentos sobre todo en aquellos que existe un contacto directo para transportar materias primas, mezclar, envasar o que forman parte de su composición.
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¿Cómo afecta un aire comprimido de baja calidad a los productos y a la empresa?
Un aire comprimido de baja calidad puede afectar de diversas formas al producto alimentario, maquinaria y a la producción:
- Contaminación del producto con aceite, partículas o agua.
- Humidificación de la materia prima o del producto.
- Proliferación de mohos y bacterias.
- Productos defectuosos y retirada de productos del mercado.
- Desgaste, oxidación y corrosión de las instalaciones, herramientas e instrumentación.
- Aumento de los costes de producción y del volumen de residuos y mermas.
- Daños en la reputación de la compañía.
Nuevo servicio de control de la calidad de aire comprimido de Proquimia
El aire comprimido a la salida de los compresores es imprescindible tratarlo mediante equipos de secado, separadores, filtros y microfiltros que las empresas especialistas ponen a disposición de la industria alimentaria.
Estos sistemas deben validarse y controlarse periódicamente y se deben realizar análisis periódicos del aire comprimido en el punto de uso, ya que puede suponer un factor de riesgo adicional para la contaminación microbiológica de los alimentos.
Proquimia, como empresa especializada en seguridad alimentaria, pone a la disposición de sus clientes un nuevo servicio de control microbiológico de aerobios totales, y hongos y levaduras en el aire comprimido.
Con nuestro equipo podemos cuantificar el nivel de contaminación en aerobios totales, hongos y levaduras, definiendo unos límites específicos para cada aplicación.
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Autor: Carles Verdés
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